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martes, 15 de octubre de 2013

LIBRO : LA LEGENDARIA HACIENDA DE PIEDRAS NEGRAS SU GENTE Y SUS TOROS

       Por Carlos Hernández González








Texto de la contratapa o cuarta de forro

La Hacienda de Piedras Negras , sita en el municipio de Tetla, Tlaxcala, fue construida por los conquistadores hacia 1580. Por muchas circunstancias que relata este libro la Iglesia Católica fue su propietaria y lo siguió siendo aún después de la Insurgencia Independencia de 1910.
   Como la operación agropecuaria no era un atractivo para el clero, dan la hacienda en arrendamiento desde 1932 a la familia González Fernández quien supo demostrar su eficacia en la agricultura.
 La Ley Lerdo de 1855 (Leyes de Reforma) prescribe quitar de manos de la Iglesia Católica todas las propiedades rústicas en el país y adjudicarlas en propiedad a sus arrendatarios ( siempre que estos hubiesen sido cumplidos), pagando a la Mitra Católica el importe del avalúo a plazos por el valor de la renta anual mas intereses del 5%. Por este motivo la Hacienda de San Mateo Huiscolotepec, Piedras Negras queda en propiedad el arrendatario mencionado desde 1856.
Desde entonces seis generaciones González hasta la fecha han sido propietarias de esta hacienda, enfrentando dificultades de todo tipo: Sequías, embates de la Revolución, agrarismo, demagogias, abigeatos, y otras, a pesar de que su superficie, hoy en día, es mucho menor a la permitida por el derecho.
El propietario actual Marco Antonio González Villa, al igual que sus antecesores la explota con todo el afán, el cariño y el esfuerzo que se requiere para perpetuar los ideales que todo ranchero debiera alcanzar.
“La Legendaria Hacienda de Piedras Negras – Su gente y sus toros” a través del autor Carlos Hernández González, llama a la reflexión sobre el amor al terruño forjado por los ancestros, que lleva a confiar en los frutos que da el tesón continuado de generación en generación.


HISTORIA

Para los españoles no fue fácil la alianza que tuvieron con los tlaxcaltecas ya que la pactaron después de cruentas batallas como la de Tecoaque y Tzompantepec en las que los españoles perdieron muchos soldados y una gran parte de su caballería fue muerta en dichas contiendas, una vez que los indios comprobaron que estos seres no eran deidades –como lo supusieron en un principio– y que eran tan mortales como los demás animales. Con la alianza que se logró, los tlaxcaltecas se vieron liberados del yugo de Moctezuma con quien vivían en constante guerra; su vida cambió radicalmente y se terminaron los sacrificios humanos, ya que cuando perdían alguna batalla los prisioneros eran sentenciados a muerte. Tenían que entregar doncellas y también los aztecas bloqueaban a los tlaxcaltecas el suministro de sal.
Desde 1580 los conquistadores construyen esta hacienda que queda en manos de Gerónimo de Cervantes bisnieto de Leonel de Cervantes capitán de la flota española de Cortés. Aunque el Rey Carlos I (V de Alemania) dispuso  –en agradecimiento por la coalición–  que ningún criollo ni español ocupara tierras de los naturales de Tlaxcala.
Carlos I dispuso además a los habitantes a sus habitantes que conservaran sus nombres y apellidos originales, por lo que  hasta la fecha –según se evidencia en la guía telefónica de Tlaxcala– abundan los nombres tales como Cuamatzi, Tonix, Xochitiotzin. Temoltzin Cuapio, Ahuatzin y cualquier cantidad de ellos. En otras regiones de la Nueva España, los nombre fueron cambiados por Sánchez, Pérez, López, Hernández, Fernández, Cruz y otros tantos originales de España.
Su hijo Felipe II desoyendo las disposiciones de su padre permitió que algunos de los que intervinieron directamente en la conquista, ocuparan esas tierras. Así, mediante el procedimiento de “pregón y subasta” Gerónimo se hizo de esta propiedad. Los indígenas al conocer el oro y verlo brillar vendieron la propiedad que hoy ocupa la hacienda de Piedras Negras desde la fecha mencionada.


LA PROPIEDAD

Fueron innumerables los cambios de mano de esta hacienda desde el Siglo XVI, unos por adjudicación hipotecaria y otros por encomiendas originadas por la Iglesia Católica, la que al fin de cuentas de una forma u otra conservó la propiedad de las tierras en todo el ámbito rústico del país y lo siguió conservando aún después de la Guerra Independentista de 1810.
Como se decía, en vista de que la operación agropecuaria no era un atractivo para el clero                ( ni menos en tierras de secano y temporal como la que nos ocupa sobre de Piedras Negras) la Iglesia daba en arrendamiento a agricultores y ganaderos estas propiedades.
Mariano González Fernández desde 1832 ocupa la hacienda San Mateo Huiscolotepec o Piedras Negras, en arrendamiento habiendo cumplido siempre con el pago de la renta y obteniendo –a pesar de las sequías– buenos rendimientos en las cosechas de cebada y maíz y en la crianza de mulas y borregos. Aún ni se pensaba en la ganadería brava.
Al fin se llega el año 1856, con la presidencia de Ignacio Comonfort se promulgan Las Leyes de Reforma; entre ellas La Ley Lerdo. En ese año se establece que todos los bienes raíces urbanos o rurales tenidos o administrados por manos eclesiásticas se adjudicaran a sus arrendatarios quienes tenían que pagarlas a plazos –en caso de adquirirlas– a precios correspondientes a la capitalización de la renta a plazos a la tasa de interés del 6%. En caso de Piedras Negras que pagaba de renta 4500 pesos anuales, el uno % sería 750 por lo que el monto total de la operación fueron 75000 (el cien por ciento), quedando así Mariano González Fernández como propietario de lo que entonces era un latifundio de 9400 hectáreas que acumuló la iglesia desde su original adquisición.


LOS TOROS BRAVOS

Mariano González Fernández se casó con Cresencia Muñoz de Cote y Quiroz; con ella procreó trece hijos, de  los cuales tres de ellos y una de las hijas Micaela decidieron ser rancheros: el mayor de los varones Manuel, el séptimo José María y el undécimo Carlos. Posteriormente con esa superficie se formaron tres ranchos: Piedras Negras que tocó en herencia a José María, La Laguna para Manuel y San Lucas Coaxamaluca para Carlos, y La Noria para Micaela.
En 1874 José María, contra la voluntad de su padre adquiere vacas bravas de San Cristóbal La Trampa y funda de hecho la ganadería brava. Para que no se diera cuenta su anciano padre –que se oponía a esto– construyó el tentadero en una zona boscosa y llevó a cabo el desarrollo de la crianza de los toros bravos. Desde ese año se hacen tentativas para mejorar la calidad y la bravura de la ganadería; se compran toros españoles sobreros de las corridas españolas que se lidiaban en la capital mexicana. En Piedras Negras las corridas españolas a lidiarse en México D.F. se reponían de los largos viajes marítimos y se aprovechaba para padrearlos con las vacas bravas, pero no puras que se habían adquirido. Así adquiriendo sementales y cruzándolos con aquellas vacas se fueron mejorando poco a poco los resultados obtenidos, mas no satisfactorios.
La ganadería de Tepeyahualco, formada también con vacas de San Cristobal La Trampa fue vendida por su dueño a los señores Manuel Fernández del Castillo y a su socio Alberto Parrés (españoles) quienes la trasladaron del municipio de Tlaxco Tlaxcala, a la hacienda de La Concepción en El Estado de México. Estos señores hicieron la importación más exitosa de una simiente de El Marqués de Saltillo consistente en 10 vacas puras y dos toros llamados “Tinajito” y “Tabaquero” que dieron origen a la veta de bravura más importante que se haya logrado importar de las tierras andaluzas.
Los señores Fernández del Castillo y Parrés construyeron la gloriosa Plaza de Toros El Toreo de la Colonia Condesa en la capital. Para ello se endeudaron con un proveedor de materiales para construcción de apellido Braniff. Cuando terminaron la construcción fueron demandados y encarcelados en el penal de Belem.
 Allí acudieron los entonces ganaderos de Piedras Negras, Lubín y Romárico ( hijos de Manuel) , Carlos , el mencionado undécimo hijo de aquella gran familia, así como otros dos ganaderos: Aurelio Carvajal y Antonio Zamora y compraron todo su ganado. Con dicho pago fueron liberados de la cárcel y se iniciaron como promotores de su Plaza desde septiembre de 1907.
Como se decía entre este ganado venía ya aquella simiente “de oro” que tanta bravura dio a Piedras Negras, a La Laguna, a Coaxamaluca,  Zotoluca y a  Ajuluapan de don Antonio Zamora.


¿ POR QUÉ TANTA BRAVURA?

Además de la calidad que poseía de origen esta simiente, las prácticas aconsejadas por dos toreros españoles que vinieron a México a torear: Algabeño I en 1903 y su hijo Algabeño II en 1925 quienes se hospedaban en Piedras Negras. Estas practicas consistieron en :
·         Tentar en un ruedo cuyo diámetro fuese al menos de 48 metros
·         Tentar a los machos destinados a la lidia, rigurosamente a Campo Abierto.
·         Seleccionar a los sementales con base en los resultados individuales de cada uno.
·         Tentar a las vacas con la máxima exigencia en la suerte de varas.
Esto se explica con amplitud y detalle en el Capítulo III (a partir de la página 80 )


RESULTADOS

Desde 1912 que empiezan a lidiarse productos de aquella simiente, hasta 1946 que marca el fin de la Plaza de El Toreo, se cortan a toros de Piedras Negras 55 rabos y a La Laguna (su ganadería hermana) 47 . Incontables las faenas de dos orejas, de una oreja y muchas más faenas gloriosas malogradas con la espada.
De la página 95 a la 177 se describen inolvidables faenas de figurísimas del toreo mexicanas y españolas desde 1907 hasta 1995 con toda la brillantez que emplearon gloriosos escritores de la crónica taurina, que en verdad transmiten al lector las emociones vividas en la plaza.


ADICIONAL


Las semblanzas biográficas de los toreros oriundos de Piedras Negras, principalmente la del más importante torero de Tlaxcala Jorge Aguilar “El Ranchero” y otros no menos importantes.  El legado generacional de los propietarios a través de seis generaciones. Las razones de la reducción al mínimo legal de la superficie de la ganadería. Y al final juicios y epílogo del autor.

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martes, 8 de octubre de 2013

CORRIDAS RECIENTES DE LA GANADERÍA

En la feria del sarape de Santa Ana Chiauhtempan 2013 se describe la forma en que se picaron con exageración y se sangraron los piedrenegrinos a pesar de haber mostrado magnífico estilo; tan sólo por su fama de bravos




























La ficha del festejo destaco el peso del encierro: de 480, 475. 477 y 490 kilogramos, la correcta presentación y el excelente estilo, bravura y clase de los toros entre los que destaco el cuarto de la tarde que fue premiado con vuelta al ruedo lidiado por el matador Federico Pizarro quien le corto dos orejas.